Ayer ya estaban muy bien posicionadas, líderes en el primer día. Y hoy certificaron su gran estado de forma al lograr la plaza que les mandará a sus primeros Juegos Olímpicos.
Pocos días antes de viajar a Londres, las chicas de gimnasia rítmica entrenaban frenéticamente para ultimar sus ejercicios. había habido poco tiempo para perfilar los detalles, pero todas estaban muy ilusionadas. Nunca habían ido a unos Juegos Olímpicos y se les notaba la alegría por intentarlo. Hoy lo han conseguido y el mérito es solo suyo. Bueno, y de Anna Baranova y su equipo, que no dejaban de animar a las chicas. «No me vale el «si lo hago bien». hay que hacerlo bien desde el principio», alentaba desde la mesa.
Hoy les toca celebrar el esfuerzo. Mañana descansarán tras la final y en verano disfrutarán de la recompensa. Además, podrán ejercitar uno de sus hobbies favoritos en un lugar ideal para ellos: ir de compras por Londres. «Estamos muy felices. Hemos demostrado a todo el mundo que España tenía que ir a Londres. El año ha sido largo y el objetivo, y el sueño, está cumplido», celebraba Baranova, «lo primero que hemos hecho ha sido llorar de emoción, se nos han salido las lágrimas sin querer».
Carolina repite sueño olímpico
También en individual se ha conseguido el objetivo. El lunes Carolina Rodríguez firmó un ejercicio espectacular que la incluía virtualmente en las plazas para los Juegos, pero con pinzas. Quedó quinta, última posición que daba el pase. No obstante, esta mañana, el O2 Arena se rendía definitivamente ante la calidad de la leonesa, que consiguió el billete ascendiendo hasta la cuarta posición. «Habría firmado este inicio», confesó ayer la gimnasta de 25 años. Los ejercicios de hoy demuestran la alegría con la que los disfrutó:
Carolina Rodríguez ya participó en los Juegos de Atenas en 2004 y está llamada a ser la sucesora de Almudena Cid. Por ello, sabe muy bien cuál es la presión a la que se someten los deportistas en esos días, ya Jesús Carballo, seleccionador de gimnasia artística femenina se quejó de que cuatro años de trabajo se reducían a una única oportunidad. En el caso de Carolina, el esfuerzo se ha merecido unos Juegos Olímpicos.
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