APOEL de Nicosia, el (re)nacimiento de una nación

Las guerras, otroras maneras de fusionar territorios, fueron acabando con la paciencia y la resistencia de población civil y altos mandatarios. Así que, se inventó el fútbol, que, además de fomentar la competitividad sana e imprescindible para el desarrollo de la sociedad, integra (y tenía menos bajas).

Con su fanatismo y todo, el fútbol son las guerras del presente. Mismo duelo, misma (o más) rivalidad entre hermanos, países vecinos o continentes, mismo afán por anexionar tierras/aficiones, misma capacidad para crear imperios, naciones, pueblos, Europa.

Mucho más útil que reuniones, conferencias y tratados, el deporte rey también lo es en integración. Y si no, que se lo digan al Apoel de Nicosia. Desconocido equipo de fútbol, y país, en el ámbito europeo, sale a la luz mundial gracias a su clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones. Proeza pírrica para un club, y un país, que no llega al millón de habitantes y sufre cierto abandono de equipos/países que lo rodean.

Integrada en la Unión Europea desde 2004, la isla mediterránea simboliza la propia Unión a través de sus principios que establecen preservar la cohesión y nexos de solidaridad entre los deportistas. El fútbol, con toda su dimensión social -que nadie hasta el momento ha sabido expresar con exactitud y exhaustividad- es el claro ejemplo de que los pueblos pueden reunirse alrededor de una misma idea, un mismo color, una misma bandera y un mismo televisor para formar parte de algo mucho mayor que no entiende de religiones, razas, sexos, idiomas, nacionalidades y sabores.

Con una mezcla de culturas en las que conviven los más griegos, los más turcos y demás comunidades, Chipre vive una situación peculiar dentro del fútbol, y del mundo. Nacido en 1926, el equipo de fútbol apenas pasaba de ser un grupo de personas con objetivos comunes. ¿Acaso no es el mismo origen de quienes creyeron que la unión energética sería un fin común que haría fuerte a Europa? Y aunque tuvo problemas políticos internos (¿les suena?), lograron crear una liga anual que no pudo abstraerse de la situación conflictiva entre griegos y chipriotas primero y chipriotas y británicos después, pero supieron salir adelante.

Poco a poco, el APOEL se fue afianzando tanto nacional -con varios títulos de liga, sobre todo en los 70-, como internacional, llegando a la Copa de la UEFA y a la primera ronda de la Champions en 2002. Y de ahí, pasito a paso, a la eternidad de los cuartos de final de la Liga de Campeones 2011-2012 que les enfrentará la próxima semana al Real Madrid.

Portugueses, griegos, brasileños, argentinos, macedonios, polacos, armenios, bosnios, croatas y hasta españoles (Urko Pardo) forman la plantilla actual del APOEL, la revelación de una Liga de Campeones y un ejemplo plausible de que el fútbol llega, e integra, donde no alcanza la política.
Chipre entra más en Europa gracias al fútbol